El parque Juan Carlos I es uno de los más grandes y curiosos parques de Madrid. Y también de los más recientes, porque fue inaugurado en 1992 para celebrar que ese año la ciudad era Capital Europea de la Cultura.
Forma parte del Campo de las Naciones, en el distrito de Barajas, un gran espacio surgido en los años 80 para modernizar la ciudad. En concreto, aquí se ubicó el recinto ferial Ifema, el Palacio de Congresos, un campo de golf y un parque empresarial, además del parque Juan Carlos I.
En su interior encontramos un gran olivar que estaba aquí antes de su construcción, así como muchas otras especies añadidas. Caminos para pasear, puntos elevados, esculturas al aire libre, áreas deportivas, un auditorio y hasta un tren turístico son algunas de las atracciones que nos ofrece.
El Olivar de la Hinojosa
El Parque Juan Carlos I se construyó en el espacio que ocupaba el Olivar de la Hinojosa, una finca dedicada al cultivo de olivos y vides desde el siglo XVIII. Por eso encontramos tantos olivos centenarios en algunas zonas, cifrados en unos dos mil. Al crear el parque, se añadieron muchos pinos piñoneros, cedros, cipreses, magnolios, robles y otras especies de árboles y arbustos.
A toda esta variedad arbórea se suman grandes praderas de césped para crear un entorno natural agradable al visitante. Pese a la gran cantidad de árboles, estamos ante un parque de espacios abiertos, con vistas muy amplias y gran superficie de caminos para andar, correr, patinar o circular en bicicleta.
Todo el espacio se articula en torno a una gran circunferencia asfaltada, que es el recorrido más frecuente de los paseantes. Por este anillo circula también un tren turístico que permite contemplar buena parte del recinto
Distribuidos por toda su extensión encontramos distintos puntos elevados desde donde observar todo el parque y también sus alrededores. En algunos puntos la panorámica de la ciudad y de la sierra madrileña es soberbia. Especialmente desde las pirámides artificiales, promontorios diseñados para subir andando y disfrutar de las vistas.
Agua y vegetación en el parque Juan Carlos I
Un lago, una ría, dos estanques y un canal conforman la parte acuática del parque Juan Carlos I. El lago es una superficie tranquila atravesada por un gran puente y que en su interior alberga una pequeña isla con olivos y tres curiosas esculturas robóticas.
La ría es utilizada habitualmente por los aficionados a las canoas y otros deportes acuáticos. En su recorrido encontramos algunos surtidores, como el géiser de 40 metros de altura. En cada extremo de la ría se abren sendos estanques. Y en paralelo al anillo asfaltado corre el canal, que desemboca también en el estanque sur.
Siguiendo con la vegetación y la decoración del parque, hacia el sureste, fuera del anillo, se encuentra el Jardín Iberoamericano. Unas pirámides escalonadas de color albergan un olivo en su cima, representando cada uno a un país de la comunidad iberoamericana. Es decir, diecinueve olivos, a los que se suma otro de tres pies para representar los países de la península ibérica: España, Portugal y Andorra.
Otro punto destacado del parque Juan Carlos I es la Estufa Fría, en el centro del recinto, pegada al curso medio de la ría. Aquí el visitante observa una colección plantas exóticas como cítricos, helechos, trepadoras, bambúes y hasta un jardín japonés distribuidas en espacios que gozan de un microclima.
La orientación de la estructura contribuye a crear las condiciones que permiten su permanencia, así como su carácter semicerrado y soterrado y los paneles de cristal. De este modo se consigue una adecuada climatización natural sin necesidad de energía eléctrica. La Estufa Fría se puede visitar todos los días desde las 10h con entrada libre y gratuita.
El Jardín de las Tres Culturas
El Jardín de las Tres Culturas es otro de los espacios destacados en el parque Juan Carlos I. Situado en el cuadrante noroeste del anillo, nació como homenaje a la Conferencia de Paz entre árabes y judíos celebrada en Madrid en 1991 y resalta la importancia de las tres grandes religiones monoteístas: cristiana, hebrea y musulmana.
Diseñada por la paisajista Myriam Silber Brodsky, la obra parte de un círculo, El Paraíso, en torno al cual se distribuyen tres jardines. Cada uno de estos jardines contiene elementos que nos transportan a una cultura y una religión. Los tres espacios están interconectados por caminos y abundan las citas literarias, que animan al paseante a contemplar y meditar.
Por todo el parque nos vamos encontrando numerosas esculturas al aire libre creadas por distintos artistas. Algunas de ellas están pensadas específicamente para este lugar, estudiando el entorno y seleccionando el emplazamiento. Por ejemplo, la escultura semiesférica de acero inoxidable rodeada de cipreses que corona la pirámide más elevada del recinto y que representa la unión del cielo y la tierra.
Existe una Senda de las Esculturas ideada para que el visitante perciba las vinculaciones entre arte y naturaleza. Una de las esculturas más visibles es el círculo rojo Espacio México, que algunos llaman el donut rojo, en lo alto de otra pirámide. También nos llama mucho la atención la escultura Dedos, instalada dos años después de la inauguración del recinto.
Deporte en el parque Juan Carlos I
El parque es un lugar magnífico para la práctica de numerosos deportes. En la ría se practica el piragüismo, y unas pistas de pádel se reservan de manera gratuita por espacios de casi una hora. Otras instalaciones deportivas se dedican al patinaje sobre ruedas, fútbol, baloncesto, balonmano.
El anillo asfaltado facilita el paseo en bicicleta, con la que muchos visitantes se acercan al parque. Además, existe un sistema automático de préstamo de bicicletas en uno de los puntos de información.
El parque también es buen lugar para acudir con perros. Existe un área canina de grandes dimensiones donde se les puede soltar, que cuenta con caminos, bancos para sentarse y hasta aparatos en un circuito en donde los perros pueden correr y entrenar. Además, en las últimas horas del día está permitido llevarlos sueltos por todo el parque.
Algunas áreas del parque están dedicadas al público infantil y a los mayores. Y en el extremo sur encontramos un gran auditorio, que estuvo en uso desde su inauguración hasta 2008, año en que cerró y quedó abandonado. Por sus dimensiones, es adecuado para conciertos y grandes espectáculos y de vez en cuando surgen voces que hablan de reactivarlo.
La entrada principal al parque Juan Carlos I, aunque no es la única, la encontramos en la avenida del Consejo de Europa. Aquí se ofrece un gran aparcamiento gratuito. También hay aparcamiento y entrada en la zona sur, muy cerca de la tapia del parque El Capricho.
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