En abril de 2017 cerró sus puertas el local de Embassy de la Castellana tras 86 años de actividad. Un cartel en su escaparate anunciaba que siguen atendiendo a sus clientes en los locales de Aravaca, La Moraleja y Potosí. El artículo que sigue, publicado meses antes, habla de la historia del mítico local.
Con la excusa de probar su Roscón de Reyes, pasé por Embassy del paseo de la Castellana y descubrí un auténtico salón de té de los de antes y una tienda sorprendente. Embassy es un establecimiento veterano en Madrid que estos días celebra el 85 aniversario de su fundación.
¿Recuerdas que en la película Desayuno con diamantes el personaje de Audrey Hepburn va a pasear por la joyería Tiffany porque dice que en su interior nada malo puede pasarle? Pues algo así pasa en Embassy. Entre las mesas de su comedor y entre las vitrinas y expositores de su tienda de la planta baja encontramos una tranquilidad asociada al lujo de productos que llaman delicatessen y que Embassy viene ofreciendo desde su fundación en 1931.
1931: el salón de té de Embassy
Fue una irlandesa trotamundos, Margarita Kearny Taylor, quien fundó Embassy. En aquellos tiempos los salones de té eran el lugar de reunión de las señoras en las grandes ciudades europeas, pero Madrid no contaba con ninguno.
Y decidió abrirlo en el paseo de la Castellana porque era lo más parecido en Madrid a los bulevares parisinos, donde abundaba este tipo de establecimientos distinguidos. Como no estaba bien visto que las señoras bebieran alcohol en público, se servían licores en tetera y los llamaban “té especial”.
Espías y refugiados pasando por Embassy
El local se convirtió pronto en punto de reunión de empleados de las embajadas próximas. A su lado está la Iglesia Evangélica Alemana, que tenía adosada la embajada alemana. Por eso se dice que tenían lugar encuentros entre espías y que tras la Segunda Guerra Mundial en ocasiones el ministerio mandaba cerrar el local temporalmente.
Por Embassy pasaban muchos europeos que huían de los nazis. Recibían atención médica en uno de los pisos superiores del edificio y con una documentación falsa salían rumbo a Portugal o América. Hay un libro, La clave Embassy, que cuenta la historia del médico español que ayudó a salvar a miles de perseguidos.
Hoy Embassy conserva el local de Castellana 12, renovado y ampliado, y además tiene otros locales del mismo fuste en el barrio de Hispanoamérica (Potosí), en La Moraleja y en Aravaca. Para los que no quieren desplazarse han abierto una completa tienda online que te sirve los productos a domicilio.
Comer en Embassy
Por su ubicación y por su historia, y cómo no por la calidad de su cocina, no es raro que por las mesas de Embassy hayan pasado personajes ilustres y grandes adinerados, así como algunos vecinos célebres del barrio de Salamanca y gran cantidad de diplomáticos y políticos. Por ejemplo, aquí han comido Russell Crowe, Mingote, Xavi Alonso, Norman Foster o Harrison Ford.
¿Y qué encuentran en Embassy? Para empezar un ambiente distinguido y un trato de calidad. Es muy típico ir a desayunar a base de huevos revueltos, tostadas de jamón o zumos; y a merendar sándwiches, pastas, tortitas, scones y una interminable variedad de productos gourmet.
Para comer o cenar la carta ofrece muchas posibilidades de platos españoles con toques internacionales. Personalmente me llaman la atención algunas conservas poco habituales como caviar blanco o huevas de merluza, y platos como la perdiz escabechada o la brocheta de rape y langostinos.
Por cierto que aparte de su salón de té y de su comedor de la primera planta, Embassy cuenta con una terraza en el lateral del paseo de la Castellana muy apetecible con el buen tiempo.
La tienda de Embassy
Pero lo que más sorprende al entrar en Embassy es la tienda de productos para llevar. Para empezar cuenta con una sección de charcutería con jamones, lomos y quesos de varias nacionalidades, y otros productos que no encuentras en un supermercado.
En la sección de pastelería encuentras algunas tartas con una pinta tentadora. En Navidades y principios de año circulan muchos roscones, con y sin relleno, que elaboran en su propio obrador.
De este mismo obrador salen algunas especialidades que parecen traídas de las grandes pastelerías europeas de mitad de siglo XX. Bizcoletas, scones, brazos de gitano, eclaires rellenos, fresones con chocolate, merengues, brioches, panettones y un largo, larguísimo etcétera.
Además, en la tienda (también en su versión online) puedes encontrar un gran surtido de vinos y licores, conservas, salsas, bombones, etc. Por cierto, que este es un buen lugar para encontrar un regalo con el que quedar muy bien.
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