En tu recorrido por el Paseo de la Castellana, al llegar a Plaza de Castilla, encontrarás varios elementos singulares como el depósito de aguas del Canal, las Torres Kio y, en el centro de la rotonda, la Columna de Calatrava.
La Columna de Calatrava es un monumento diseñado por el arquitecto y escultor valenciano Santiago Calatrava. Encargado por la Fundación Caja Madrid para donarlo al Ayuntamiento de la ciudad, en el tercer centenario de la entidad de ahorro, su objetivo fue mejorar el espacio urbano y monumentalizar el entorno creando un nuevo icono de la capital.
Se inauguró solemnemente, con presencia del Rey y el Alcalde de Madrid. En poco tiempo fue perdiendo valor económico, fundamentalmente debido al mantenimiento. Pero, de momento, la Columna de Calatrava sigue en su sitio, adornando la entrada norte a la ciudad.
Los 93 metros de la Columna de Calatrava
Se trata de un esbelto cilindro dorado de 93 metros de altura. El cuerpo principal está recubierto por numerosas lamas de bronce de una longitud de 7,7 metros y recubiertas de una fina capa de pan de oro.
La parte superior del fuste parece como cortada en diagonal. De este modo se enfatiza la idea de unión de la columna con el cielo. Esta superficie inclinada es una tapa que se puede abrir desde dentro para descolgar un andamiaje para labores de mantenimiento.
Su peso alcanza varias toneladas. A simple vista parece que se compone de materiales ligeros. Pero no es así, y además se trata de piezas de enorme tamaño. Se dice que cada una de las tres patas que lo sustentan pesa 50 toneledas.
La Columna se ancla al suelo mediante tres grandes vigas de hierro en forma de trípode. La base cónica sobre la que se encuentra tiene un diámetro de 60 metros. Pero la Columna no se sitúa exactamente en el centro de la rotonda. Para adaptarse a las condiciones del subsuelo tuvo que desviarse tres metros.
También conocida como Obelisco de Calatrava
El monumento se inauguró en diciembre de 2009. Al acto inaugural acudió el rey Juan Carlos, acompañado del Alcalde Alberto Ruiz Gallardón, la ministra de vivienda y el entonces presidente de Caja Madrid, entidad que regalaba la pieza a la ciudad con motivo de su tercer centenario.
En sus inicios las lamas efectuaban un movimiento bascular creando el efecto de una onda ascendente. Pero a los pocos días el mecanismo empezó a dar problemas. Entonces se supo que el mantenimiento de un mecanismo tan pesado tendría un coste de 300.000 euros anuales.
Por este motivo, el mecanismo dejó de funcionar y el monumento perdió valor. Si el precio de tasación en origen rondaba los 15 millones de euros, en pocos años pasó a 100.000.
Lo que hoy tenemos es un monumento dorado y estático (aunque eventualmente se puede hacer funcionar) que, visto desde el centro de la Castellana, se enmarca entre las torres inclinadas de Puerta de Europa o torres Kio.
La Columna ha recibido diversos nombres como Obelisco de la Caja (aunque estrictamente no es un obelisco) y Obelisco de Calatrava.
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