La Fuente de la Cruz Verde es un conjunto monumental que adorna la plaza del mismo nombre, en pleno Madrid de los Austrias. Sentados en la terraza que suele abrir en este espacio, tomando el aperitivo, la podremos contemplar con toda la calma del mundo.
Recorriendo el barrio es posible que la plaza pase desapercibida porque se encuentra en un rincón tranquilo. Incluso la misma fuente es poco visible, al estar pegada al muro del fondo. Pero merece la pena pasar un momento a conocer el lugar y sacar algunas fotos para recordarlo.
El monumento data de 1850 y es producto de la iniciativa municipal para sustituir algunas fuentes antiguas. En la misma actuación se modificaba la regulación de la figura de los aguadores, que todavía prestaban sus servicios en la ciudad. Eran los tiempos en que se empezaba a crear la infraestructura del Canal de Isabel II.
Los espacios de la Fuente de la Cruz Verde
La operación supuso la eliminación de la fuente de Puerta Cerrada, trescientos metros más arriba por la calle Segovia. A su vez se creó ésta para la plaza de la Cruz Verde, diseñada por Martín López Aguado. En su construcción se emplearon materiales aprovechados de otros elementos urbanos.
Para distribuir bien el espacio, la Fuente de la Cruz Verde se adosó a la tapia de la huerta del convento de las Bernardas del Santísimo Sacramento. De esta forma se consiguió que la plaza quedara a la vez amplia y adornada. Por cierto, que detrás de esta tapia está ahora el Jardín del Palacio O’Reilly o Huerto de las Monjas, accesible no desde aquí sino desde la calle Sacramento.
La fuente toma el nombre de la plaza de la Cruz Verde en la que se encuentra. Y ésta toma el nombre de la gran cruz de madera pintada de verde que hubo aquí en tiempos antiguos. La cruz señalaba uno de los lugares donde se celebraban los autos de fe y las ejecuciones de la Inquisición. El último de esos autos de fe celebrados aquí tuvo lugar en tiempos de Felipe II. Es decir, en el siglo XVI.
El elemento más destacado de la Fuente de la Cruz Verde es la escultura de Diana Cazadora. Situada en su parte central, fue traída a Madrid hacia 1620 por el marchante de arte Ludovico Turqui. El comerciante florentino es el responsable también de haber importado la estatua de la Mariblanca, cuya réplica adorna la Puerta del Sol.
Un espacio para los madrileños
La figura de Diana, vestida con túnica corta, está acompañada por lo que parece un perro a su lado y por dos delfines a sus pies. dos piñas de piedra blanca refuerzan la ornamentación del conjunto. Más abajo tenemos el escudo de la ciudad, con el Oso y el Madroño, y una inscripción que recuerda que el monumento se inauguró “siendo corregidor el Exmo. Sr. Marqués de Santa Cruz – Año de 1850”.
El monumento consta de tres partes separadas por machones de piedra blanca, la central más alta que las laterales, con el fondo de ladrillo rojo. Tiene una cierta apariencia de edificio en miniatura. De su interior salen 7 caños de agua, cinco de ellos en el frontal y uno en cada lateral.
La Plaza de la Cruz Verde fue un espacio importante para los madrileños en los siglos XVI y XVII. En la actualidad es un lugar tranquilo del centro, transitado por visitantes de paseo. Sin embargo, fue escenario de un atentado terrorista en 1992 en el que murieron cinco personas. Dos placas en sus fachadas nos recuerdan la tragedia y los nombres de las víctimas.
La Fuente de la Cruz Verde y la plaza del mismo nombre se marcan en el mapa del Madrid de los Austrias con el número 9.
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